miércoles, 4 de abril de 2012

Confesiones a 100 días de la boda

La gente me pregunta si estoy nerviosa. Yo siempre respondo que no. Y es la verdad. Al menos es la verdad de día.

Paso el día trabajando, pensando cosas que puedan mejorar toda la planificación de la boda, viendo revistas y webs de tiendas online con ropa que me compraría, viendo y re-viendo las páginas web de los hoteles a los que nos iremos de luna de miel, poniendo al día el excel que me hice con todos los invitados (señalando aquellos que faltan por entregar invitación, los que ya la tienen, los que han confirmado, los que no van a venir...), pero eso sí, muy tranquila.

Yo sé lo que es el estrés, lo viví durante mucho tiempo cuando organizaba eventos, y hubo épocas en las que se me tensaban los tendones del cuelo de manera que me dolía horrores. Me despertaba en plena noche acordándome de algo que no había hecho y que tenía que hacer. Y lo curioso es que ahora hasta lo hecho de menos, porque hay nervios siempre e incertidumbre de si todo saldrá bien, pero cuando todo sale bien... ay! eso sí que es orgullo y satisfacción y no lo que sienten los Borbones.

De toda la vida cuando me iba a dormir y estaba en ese duermevela que sí que no, era cuando se me ocurrían las mejores ideas.

Y he ahí mi problema, cuando llega la noche. Me acuesto cansada, con sueño, pero es tumbarme en la cama y mi mente se activa: las alianzas, los vestidos de los peques, el photocall, el peinado aguantará todo el día?, el ramo con qué colores quedaría mejor, la sala de la ceremonia, qué música ponemos, ay, Dios mío, el baile, que no sabemos bailar... Y así se me pasa el tiempo, metidita en la cama y mirando las musarañas.

Aparte de lo muchísimo que me muevo por la noche, que doy mil vueltas. Afortunadamente, Mr. Argu es cerrar los ojos y quedarse inconsciente. Bueno, afortunadamente, y desafortunadamente a veces, porque alguna noche me acuerdo de algo que le tengo que preguntar y ahí está él, en trance, rechinando los dientes, y si cambia de postura es para decirme que me quiere. Porque eso sí, estará dormido, pero me dice que me quiere aun estando en fase REM.

Me he comprado una cajita de valerianas. Pero la chica que me las vendió me dijo que su efecto era acumulativo. Vamos, que no me esperase que fuera tomarme una y quedarme frita. Que tenía que tomarlas durante varios días para empezar a notar sus efectos, lo cual es fatal para mi impaciencia y mi manía de esperar resultados inmediatos. Por cierto, sabéis que la valeriana huele a pies?

Dicen que el no dormir adelgaza. Pues... yo a este paso desaparezco. Que quedan 100 días, señores!!!

1 comentario:

  1. 100 Días!!!! Tic, tac, tic, tac... No queda mucho ya, pero si lo mas divertido Patri...

    LA DESPEDIDA DE SOLTERA ya sabes!!! Jejejeje. Te dejo otra cosita para que a las valerianas les cueste un poquito más hacer su trabajo. 

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