lunes, 13 de agosto de 2012

Mañana ya hará un mes...

Confesaré que aun no he sacado el vestido de novia de su funda. Según recuerdo no acabó con demasiados desperfectos, sin contar con la mancha de vino tinto en el pecho y los bajos de un tono negro que nada tenía que ver con el color inicial del vestido.

Cuando empecé a colocar las cosas y deshacer maletas a nuestro regreso de la Luna de Miel y vi algunos detalles de la boda, como botellas de vino que sobraron, algunos carteles de las mesas, los cuadernillos donde mis sobrinos dibujaron... pues me invadió una nostalgia difícil de explicar, y que creo que sólo si lo has vivido puedes llegar a entender.

Y es que cuando se acerca la fecha tienes una mezcla de sentimientos: quieres que llegue la fecha, que pase todo, que se olviden los nervios, el insomnio; y a la vez te da pena que pase, porque si todo va bien, es algo que nunca volverás a vivir. Tener a toda la gente que quieres (o al menos todos los que pudieron asistir) reunida celebrando lo feliz que eres y deseándote que lo sigas siendo por el resto de tu vida es algo excepcional. Y si eso se mezcla con la cantidad de tiempo invertido en pensar cada detalle, cada momento de un día en concreto... pues ahora siento cierto vacío y me hace necesitar algún tipo de proyecto que tener entre manos.

Así que hago un llamamiento a las futuras parejas casaderas: YO OS AYUDO!

Durante la boda, uno de los invitados me dijo: "Está todo muy bien organizado. Podrías dedicarte a la organización de eventos". Supongo que sí que podría, de hecho he estado casi 6 años de mi vida haciéndolo, y si cambié de ocupación fue porque necesitaba aprender otras cosas y ver otros mundos, pero no porque no me llenase. De hecho es el trabajo más estresante que he tenido jamás, pero no puedo decir que no fuera estimulante o motivador, y eso es algo que todos en nuestros trabajos deberíamos poder sentir: que disfrutas haciendo lo que haces. Aunque todos sabemos que eso no es fácil y mucho menos en los tiempos que corren.

Bueno, a lo que iba, que no he abierto la funda del vestido ni lo he llevado a la tintorería porque temo que al abrirlo y verlo de nuevo, no en fotos ni en vídeos, sino en persona, pudiendo tocarlo, me dará un berrinche de esos en los que no puedes parar de llorar, echando de menos algo que viví y que no volverá.

Poquito a poco... poquito a poco...

DATO CURIOSO Nº 2: El día de la boda Mr. Argu y yo hacíamos 6 años de novios y hacía un año exacto desde la proposición de matrimonio. No se me ocurre mejor manera de celebrar un aniversario





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