sábado, 21 de enero de 2012

Casarse sin haber convivido... Qué locura!

Afortunadamente, cada vez son menos las parejas que se casan sin haber convivido. En mi opinión, en la vida de una pareja hay dos momentos en los que realmente te pones a prueba, y ninguno de esos momentos es la boda. Hablo por supuesto de cuando se empieza a convivir y de cuando tienes el primer hijo. Comienzas a convivir y tienes que adaptarte al orden y al desorden del otro, a las tareas comunes, a lo que a cada uno le gusta ver en la tele... Hay innumerables circunstancias que pueden hacer saltar la chispa de una discusión, y cada uno tiene que tener el autocontrol suficiente para no imponerse y establecer cierta negociación. Mi favorita es: tu haces el baño y yo plancho... Reconozco que es una pequeña trampa, porque la mitad de las veces vamos con la ropa arrugada y Mr. Argu no me dice ni mu. Un santo, desde luego. MI Santo!

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